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viernes, 18 mayo 2012 | Opinión

"Discusiones"

“Podemos discutir, pero que sea con respeto, quiero que me entiendas, y te quiero entender, si me gritás todas tus razones, no las voy a escuchar mejor, lo que lográs es que me enoje más”, escuché a una chica en la parada de colectivo, muy enojada hablando por celular, diciendo esa frase del principio y me puse a pensar en las discusiones.
No se encontraron resultados.
Se supone que en reglas generales, una discusión es una Conversación, en la cual dos o más personas exponen sus puntos de vista, para solucionar o explicar cuestiones sobre un tema particular. Pero en ese afán de exponer y en el intento de convencer al otro, se pierden los estribos, y lo que debía ser una charla cordial y respetuosa se convierte en una pelea.

Comenzar una discusión es en parte reconocer que el otro también puede tener razón, y siempre sucede que en lugar de aceptar esa posibilidad y esforzarnos por entender el punto de vista de la otra persona, nos enfocamos más en la búsqueda de argumentos sustentables para demostrar que nuestra opinión es la que vale.

En una discusión siempre ocurre que las personas entienden lo que les conviene y por lo general, es el otro el que ataca, el que ofende, el que grita, y es por eso que como defensa responden con lo mismo. Y entonces el tono pasa a ser mucho más agresivo y lo que debía ser una conversación, sale de su cauce y pasa a ser un ida y vuelta de ofensas.

Creo que las raíces del problema son la mala comunicación, el egoísmo, la soberbia y el individualismo, por sobre todas las cosas, el creer que siempre nosotros tenemos la razón, sin darle lugar al otro para que exponga e intente convencernos.

Debemos entender que no somos dueños de la verdad, que el otro tiene idea que pueden ser mejores que las nuestras, debemos permitirnos tener la mente abierta y sopesar posibilidades. Y llegado el caso en que nosotros estuviéramos convencidos de tener la razón, expresar nuestros argumentos, con respeto, defendiéndolos, pero sin defenestrar a la otra persona, siempre con respeto y cordialidad.

Emil Ludwig, un escritor alemán dijo “la discusión es la muerte de la conversación”. Pero no debería ser así, y como somos nosotros los que por voluntad propia entramos en una discusión y tenemos la posibilidad de decidir, tengamos en cuenta que no es necesario pelear para hacernos entender.


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