No se encontraron resultados.Siempre admiré a la gente que tiene la vocación de educar. Creo que hay una gran brecha entre saber y enseñar, pero también estoy convencida de que son los Maestros, los que hacen desaparecer esa fisura. Tienen la capacidad de instruir pero también de aprender. Aprenden todo el tiempo que significa en cada alumno una lágrima, una sonrisa, una mala nota, o un logro. Porque desde un principio saben que cada chico es un mundo, que crece y se forma todos los días.

Estos importantes actores sociales, transmiten sin esperar nada a cambio más que respeto, dedican sus horas a cultivar mentes y corazones sabiendo que la mayoría de los frutos llegarán muchos años después, pero que algunos resultados los podrán ver y mejorar todos los días, durante la convivencia escolar.

Saben que no educan para que el día de mañana el niño elija una profesión y sino que educan para la vida, para que sean buenas personas y entiendan que a veces es necesario mirar más allá y esforzarse al máximo para superar obstáculos que hoy son evaluaciones, pero que mañana serán situaciones que los pondrán verdaderamente a prueba.

Los docentes son y van a ser siempre parte del pilar fundamental en la formación de un ser humano. Su vocación los hace inigualables a la hora de ejercer su profesión y se convierten en guía durante muchos años, pero su trabajo no llega hasta ahí sino que quedan en el recuerdo de muchos a lo largo de toda la vida.

En el mes del docente Saludo especialmente a mi mamá Ernestina y a todos los docentes de la región que día a día enseñan, aprenden y se esfuerzan por dejar en sus alumnos las herramientas necesarias para transitar la vida.


Agustina Sola

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