No se encontraron resultados.Roberto Burgueño y Federico Cash, dos padres ejemplares que llegaron al final del camino, sin conseguir sus objetivos. Fueron dos personas que no dejaron de luchar por conseguir la paz de sus vidas, y la de sus hijos, Ramiro Burgueño y María Cash, uno víctima de la falta de seguridad en las empresas y la otra, víctima vinculada a la red de tratas de blancas.

Roberto Burgueño murió el pasado sábado 26 de abril, a causa de un problema cardíaco, luego de encontrarse internado durante varios días en un hospital de la localidad de Rosario. Roberto luchó incansablemente para obtener justicia por su hijo Ramiro, fallecido en 2007 en su puesto de trabajo.

Ramiro Damián Burgueño Tejero murió el 15 de noviembre de 2007 por asfixia, tras quedar sepultado por una montaña de pellets de girasol en una celda de la planta de Vicentín que estaba casi en desuso. Desde la empresa no cumplieron con las medidas de seguridad. Cuando se produjo el accidente en la celda 9, hacía dos meses que había ingresado en Adecco, empresa contratista que realiza tareas de forma tercerizada en Vicentín. Su padre acudía a toda manifestación pública y social, con remeras con la cara de su hijo y pancartas con pedidos de justicia junto a su esposa Susana, quien ahora continúa sola en esta lucha.

Por su parte Federico Cash también fue un luchador incansable, que durante toda su vida luchó por encontrar a su hija desaparecida en el año 2011. Federico murió el pasado lunes por la noche, producto de un choque entre dos vehículos en la Ruta Nacional 152, en proximidades de la localidad de Puelches, en La Pampa.

A sus 70 años, el padre de María había iniciado una larga búsqueda (33 meses) de su hija por distintos puntos del país. En el vehículo que viajaba la Policía encontró folletos de María, por lo que se deduce que continuaba buscándola.

María Cash tuvo contacto por última vez con su familia el 8 de julio de 2011, y desde ese día se investiga su desaparición. Ella había iniciado desde Buenos Aires un viaje hacia Jujuy el 4 de julio de 2011, y tenía pensado poner a la venta ropa que ella misma había diseñado. Lo que se sabe es que se bajó unos 200 kilómetros antes, en Rosario de la Frontera. Allí llamó a su amigo Juan Pablo Dumon, y luego viajó a Jujuy, donde llegó en la madrugada del 6 de julio. Dos días después mantuvo el último contacto, vía correo electrónico, con sus padres y desde ese momento la joven diseñadora textil permanece desaparecida.

Dos padres ejemplares que dejaron la vida por sus hijos, que murieron sin encontrar la justicia. Dos padres que se fueron a encontrar a sus hijos más allá de todo. Dos personas que vivieron y murieron en la lucha por la verdad y la justicia.

"Un verdadero padre es aquel que hace lo imposible para que a su hijo no le falte nada. Es aquel que lo protege durante su infancia, lo aconseja en su adolescencia y juventud, y lo acompaña en su adultez".

Roberto y Federico no deben ser llamados padres, sino HÉROES.