No se encontraron resultados.La principal característica y, seguramente, el mayor beneficio que otorga el Sistema Electoral de Boleta Única, aprobado en la provincia de Santa Fe en 2010 e implementado por primera vez un años más tarde en las elecciones que llevaron a Antonio Bonfatti a la Casa Gris, está a la vista en su propio nombre. Una boleta única por cada categoría a elegir.

La implementación del por entonces novedoso sistema electoral fue anunciado con bombos y platillos por el Frente Progresista Cívico y Social en sus comienzos. El principal argumento radicaba en la posibilidad de terminar con el arrastre de la boleta sábana, donde varios candidatos se suman a una cara conocida, y otorgarle mayo transparencia al acto electoral ante los robos que sufrían aquellos partidos sin posibilidad de contar con fiscales en cada una de las mesas.

Pero los resultados de las elecciones del año 2011 dejaron una espina en la gestión provincial, ya que la nómina de candidatos a diputados que se alzó con la mayoría de los votos fue la que encabezó la arquitecta María Eugenia Bielsa y no la del Frente Progresista. Esto hizo que por primera vez un ejecutivo santafesino tuviera las dos cámaras legislativas con una mayoría opositora. Al margen de eso, con el correr del tiempo, se demostró que no es un atentado a la gobernabilidad el hecho de que el partido gobernante no domine el poder legislativo.

Parece que algunos sectores no quieren que esto se vuelva a repetir y en la semana trascendió que sectores del oficialismo y del peronismo –muchos referentes del justicialismo se opusieron desde un primer momento a la boleta única- mantuvieron una reunión para evaluar cambios en la ley electoral, uno de ellos propondría unir la categoría del gobernador con la de los diputados, acabando así con el espíritu mismo del método electoral y coartando la libertad de los ciudadanos, que sin dudas pudieron expresar con total libertad y comodidad en las últimas elecciones provinciales.

Además, también se discutió la necesidad de poner un piso de votos para poder superar las primarias y llegar a las generales, así como también la idea de reorganizar la pauta publicitaria de las campañas, que demandó una inversión de 24 millones de pesos por parte del gobierno provincial el año pasado.

Rápidamente surgió el rechazo de distintos referentes políticos de la provincia y hasta funcionarios provinciales de primera línea sostuvieron que no planeaban modificar el espíritu de la boleta única. Lo cierto es que una vez más, a menos de un año de una nueva contienda electoral, los sectores de poder intentan acomodar las reglas de juego para sacar la mayor tajada posible y evitar futuros dolores de cabeza.